viernes, 18 de junio de 2010

QUE HACER CON LAS CRITICAS ?


Tere lloraba muy enojada y decía: “No puedo creer que ella dijera eso de mi !!! No quiero trabajar con alguien en quien no pueda confiar, alguien que dice algo cuando está conmigo y luego se da vuelta y dice todo lo contrario.

“No tuvo mala intención, siempre es así. Critica a todos. Es la forma en que trata de sentirse bien consigo misma”, le dijo Karla a su amiga para consolarla.
“Será. Pero conmigo no ha ganado puntos”. Respondió Teresa.

Todos pasaremos por momentos en los que se nos critique, a veces con razón, pero muy a menudo, injustamente. Eso crea tensión en nuestros corazones y mentes, y afecta nuestras relaciones. Alguien en tu trabajo o en tu círculo social dice algo negativo de ti, o te culpa por algo, intentando hacer que quedes mal, o exagerando alguna pequeñez. Por lo general, los criticones no tienen intención de ayudarte: sencillamente intentan destruirte.

Por cierto, la crítica constructiva puede ser útil. La perspectiva de alguien que tiene buenas intenciones para ti puede iluminar un área en la que puedas mejorar. Pero es triste que la mayoría de las veces, la crítica no tenga como fin la edificación sino todo lo contrario. Si no se la da con espíritu de bendición, se la presenta como aguijón intencional. La crítica que más duele es la injusta e inmerecida. Esta crítica es más un reflejo de quien critica que de la persona criticada.

He notado que la crítica infundada casi siempre e basa en los celos. Proviene de un espíritu competitivo. Tienes algo que otro quiere. Pero en lugar de alegrase por ti y mantener una buena actitud sabiendo que Dios puede hacer algo parecido para todo el que confíe en El, los celos surgen en el espíritu de la persona crítica que intenta cubrir su propia inseguridad siendo cínica, cáustica o amarga hacia los demás.

Cuanto más éxito tengas, más te criticarán. Si te dan ese ascenso en la oficina, no te sorprendas de que los críticos aparezcan por doquier.
“Bueno no tiene talento” dirá alguno. “Sólo es manipuladora y se congracia con el jefe”.

Tus amigos quizá se sientan bien mientras estés soltera. Pero apenas te cases, no te sorprendas si dicen: “No puedo creer que él se haya casado con ella. Si ni siquiera tiene personalidad.”

Lamentablemente, no todos celebrarán tus victorias contigo. Todas tus amigas solteras no saltarán de alegría cuanto te cases con el hombre de tus sueños. Tus compañeros probablemente no canten a tu talento cuando te asciendan. Para alguna persona, tu éxito evoca celos y crítica en lugar de aprecios y felicitaciones.

Hay una clave sencilla para enfrentar la crítica: nunca la tomes como algo personal. Muchas veces, ni siquiera se trata de ti, aunque vaya dirigida a ti. Si quien critica no estuviera destrozándote, se dedicaría a patear el trasero de alguien más. Y a menos que logren corregir su actitud, esto les impedirá vivir a un niel más alto.

Una de las cosas más importantes que he aprendido es celebrar la victoria ajena. Si tu compañero recibe ese ascenso que esperaba claro que tendrás la tendencia a sentir celos: Porque no a mi? Yo trabajo duro, no es justo.

Sin embargo, si mantenemos la actitud correcta y nos alegramos por el éxito ajeno, en el momento indicado Dios abrirá algo todavía mejor para nosotros. He descubierto que si no puedo regocijarme con los demás, no llegaré al lugar donde quiero estar.

La forma en que podemos vencer esas críticas injustas es no permitiéndonos la idea de la venganza, sin siquiera albergar resentimiento. No te rebajes a su nivel hablando mal de ellos. Sobre todo, no te pongas a la defensiva tratando de probar que tienes razón y que el otro no la tiene.

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